Poesía inclusiva, con lengua de signos.
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Este miércoles 2 de octubre celebramos la primera sesión del nuevo curso en el club de lectura, con la tertulia sobre el libro de John Steinbeck “Las uvas de la ira”, premio Pulitzer en 1940. La asistencia a la sesión fue de las mayores que se recuerdan, con más de 20 personas y es que este impresionante libro bien lo merecía. La novela está ambientada en los años 30, cuando EEUU está inmerso en la crisis económica derivada del crack del 29 y, más concretamente, por el desastre ecológico que supuso el “Dust Bowl”, que provocó que tres millones de habitantes dejaran sus granjas y medio millón tuviera que emigrar, en penosas condiciones, a California desde Oklahoma y Texas.
Prosa de gran belleza, muy bien estructurada, en la que se consigue un perfecto equilibrio entre la novela dramática y el ensayo político, económico y social, “Las uvas de la ira” fue una obra muy polémica en el momento de su publicación, por resultar transgresora y por la tremenda crítica social que recoge del capitalismo. No en vano es considerada una de las grandes novelas políticas de la historia de la literatura, destacando su capacidad para estimular nuestro compromiso social. El autor resalta los valores de la justicia y la dignidad humanas, de la solidaridad, la compasión, el sacrificio, la fortaleza, la resiliencia; en fin, hace un doloroso contraste entre la luminosidad de ser humano y sus sombras. De alguna manera, todas las personas nos identificamos con los personajes, en sus momentos brillantes y en sus oscuridades (maldad, egoísmo, agresividad, intolerancia).
Es una novela atemporal, perfectamente vigente hoy en día. En ella reconocemos el racismo, la xenofobia, las penurias extremas de la migración en la búsqueda de la Tierra Prometida, la explotación de la clase trabajadora para enriquecimiento de unos pocos… Encontramos personajes muy bien perfilados, algunos de manera magistral, como Madre, sostén de la familia, pragmática, fuerte, resolutiva. Es muy interesante la evolución de Rose of Sharon que, de un papel anodino, victimista, acaba convirtiéndose en un símbolo de esperanza, con su acto de entrega al final del libro, final prodigioso que mezcla el horror y la grandeza del ser humano. Y, por supuesto, Tom, que asume, junto con su madre, el liderazgo de la familia y con el que asistimos al surgimiento de su conciencia social, con la bellísima despedida de su madre.
Precisamente, acabamos la sesión con la proyección de esta escena de la película de John Ford, en una interpretación prodigiosa de Henry Fonda en el papel de Tom y de Jane Darwell en el de Madre, por el que obtuvo un Oscar.